sábado, 30 de agosto de 2008

“L´ Homme Machine”.



“No he de ser tu esclavo, madre Natura; seré tu amo”.

Vicente Huidobro, “Non Serviam”.





Realidad y ficción se entremezclaban hasta parecer una sola mentira.
Este es el mundo que destruido ya estaba cuando llegué,
Allá, la Tierra Baldía;
Los niños que juegan a ser felices, ante un mundo que de por sí es de color
Infeliz.
De cuando en cuando las personas salen de sus agujeros particulares para
Adentrarse en los agujeros colectivos, donde ya no están solos por separado
De manera casi risible, sino que están solos de otra manera:

Están solos en su interioridad, solos por sí solos, solos cuando están acompañados.

No sé en qué momento me dormí/perdí, pero lo que sí sé es que ya nada es
Igual. Antes, las personas se molestaban unas con otras;
Nadie aceptaba que otro fuera mejor que ellos;
Ganaban los que sufrían, mientras que todos hacían sufrir a los que ganaban; Unos ganaban, otros perdían, pero todos participaban.
Nadie regalaba sonrisas, pero todos regalaban miradas falsamente especiosas;
Estos coqueteaban con las mujeres de aquellos;
Aquellos vendían la salud de sus madres.
Debo admitir que no era un mundo muy hospitalario, pero
Al menos había trato entre las personas, entendíamos que el otro era “como” yo y no algo muy distinto: éramos como perros hambrientos que nos disputábamos un pedazo de carne mientras nos mirábamos a los ojos, pero es lo éramos todos y recíprocamente.

¿En qué momento todo se convirtió en un cuadro de Hopper? El mundo se despobló, justo en el preciso instante en que la población alcanzaba sus mayores números en la historia: todo se hizo yermo, hostil, brutal, pobre y solitario. Cada persona vive junto a las demás, pero cada uno por su cuenta. Cada uno es un rey de un planeta con un solo habitante. Cada uno no necesita de nada más que de sí. No existe nadie más, no existe nada más. La Tierra está Baldía. Todos son reyes, pero nadie tiene súbditos; en realidad todos esos que creen ser reyes, son súbditos de algo más grande, de algo que los maneja como piezas de ajedrez, y piezas con movimientos tan reducidos como el rey que creen ser.

1 comentario:

MyM dijo...

¿cuál es la alternativa? cuerpos amontonados uno sobre otro. aun cuando estuviésemos todos demasiado juntos, sigue el anonimato.

el otro día le escuché a un tipo decir que el sujeto moderno es, a fin de cuentas, un sujeto que lucha por su metro cuadrado aséptico y sin contacto que lo ponga en peligro. al final del día es cierto. de nada sirve que nos vayamos a la comunidad ecológica, no dejamos de ser maquinizados